El rió ya existía cuando los primero habitantes se asentaron
en sus orillas para aplacar la sed y otros fines, los nombres de estos hombres,
así como sus casas han ido cambiando con el paso del tiempo, del mismo modo que
el rió ha ido transformando su cauce de una forma natural, arañando y
hundiéndose en la tierra a su paso por Elx, hasta que el hombre decidió dominar
sus crecidas y adecuo su cauce con distintas obras de ingeniería a varios
niveles, creando un primer estadio, mediante un canalón por donde fluye su
pequeño y exiguo caudal ecológico, el cual se desborda inmediatamente cuando
llueve cuatro gotas por el inmenso vaso de hormigón que reconduce las mayorías
de sus crecidas sin que dañe o erosione el entorno del cauce, sin embargo el
nivel tercero solo se ve abnegado cuando las lluvias son torrenciales como
sucede en esta zona de uvas a peras, donde “la gota fría” es su máxima
expresión como creadora de estragos, demostrando que en la docilidad aparente
de este riachuelo existe un espíritu indomable.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario