Creo que es justo que retrocedamos en el tiempo y hablemos
del primer Proyecto Víbora, que da
nombre a esta segunda parte y a las próximas que esperemos vendrán.
Empecemos nuestra historia en mayo 1990, año donde nace esta
bella idea de pintar el cauce del rio Vinalopó a su paso por Elx, aunque
curiosamente este proyecto artístico surge muy lejos del rio que finalmente lo
acogerá y de España, ya que sus primeros esbozos se fraguan tomando unas
cervezas en una terraza de Copenhague (Dinamarca). El por qué sucede esto en un
país tan lejano como Dinamarca, se debe a la buena relación que había surgido
haya por 1988, en Nicaragua, al conocerse los componentes ilicitano de Esbart
Zero, integrado por Andreu Castillejos, Juan Llorens y Casto Mendiola, con el
grupo danes Kunst for livet (Arte por la Vida) y que les llevaría posteriormente a reunirse en
Copenhague, en mayo de 1990, para realizar un trabajo conjunto con el grupo danés,
es durante esta estancia en la capital danesa cuando surge la semilla del
Proyecto Víbora.
Un año después, en 1991 del 2 al 12 de agosto comienza a
pintarse el Proyecto Víbora, con unas dimensiones más reducidas que el actual
pero que para entonces eran colosales y únicas, mil doscientos metros de largo
por catorce de ancho (1200 m x 14 m), más de 15.000 metros cuadrados y que les llevaría a inscribirlo en el “Libro
Guinness de los Récords” como el mural más grande del mundo, abarcando sus
dibujos desde el Puente del Ferrocarril hasta la Pasarela del pintor Vicent Albarranch.
Se eligió para este proyecto los colores bases del rojo, el
amarillo y el negro por ser
pertenecientes a una serpiente muy venenosa el “coralillo” y así darle un toque
crítico, a una obra por encima de todo artística.
Algunos de los artistas locales que participaron en esta
obra fueron:
Toni Lopez, Juan Llorens, Andreu Castillejo, Sixto Marco (el
del huevo con hormigas) el cual volvió a participar en el Proyecto Víbora II y
plasmar hormigas en su mural.
Como anécdota o curiosidad comentar que algunos de los
integrantes de aquella Víbora pensaron en la perpetuidad del Proyecto.
“Y quedamos en que, de vez en cuando, le pegaríamos una
manecita. Como a los toros de Osborne.”
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