Para que veáis que no todo son fotos chorras y que al fotografiar un evento de este tipo se puede realizar estudios muy interesantes, os paso a detallar el caso de “Las Giris”, que da nombre a esta entrada y que surge tras visionar las más de trescientas fotos realizadas y observar la presencia repetitiva de dos chicas extranjeras que actúan como verdaderos imanes del agua, por lo que decidí realizar una investigación antropológica, descubriendo gratamente que ya estaban mojadas con el primer camión cuba.
La Poalá debió ejercer una fascinación tremenda en esas mentes que piensan que España es diferente y debieron pensar que quedándose tendría una buena historia que contar al regreso a sus casas.
Lo cual fue la elección adecuada, pues actuaron como luz que atrae las polillas por la noche, aunque en este caso las polillas eran buitres cargados de cubos llenos de agua.
Obsérvese el comportamiento humano tan diferente ante un mismo estimulo de un cubo de agua que les viene encima, una se tapa la cara en un esfuerzo inútil de no mojárse, mientras que la otra intenta huir por piernas.
Pero ya es tarde como se ve en esta secuencia, el agua vuela hacia su destino, alcanzando de lleno a la que intentaba escaparse.
Cualquiera pensaría que ya han recibido bastante, pero estas chicas, dos minutos después no pueden pasar desapercibidas y en su afán notorio de dar la nota, empiezan a chillar como posesas por una pequeña araña que parece pasearse por la toalla de una de ellas y que obliga a intervenir a los españolees del Raval Roig que gentilmente se deshacen de ella.
Pero ya es tarde como se ve en esta secuencia, el agua vuela hacia su destino, alcanzando de lleno a la que intentaba escaparse.
Siendo esto motivo de alegría para su compañera que se ríe de no haberse mojado y señala acusadoramente a su compi recién empapada.
Mas la dicha no dura mucha y sin haber pasado un minuto, un nuevo cubo impacta en las dos chicas.
Mas la dicha no dura mucha y sin haber pasado un minuto, un nuevo cubo impacta en las dos chicas.
Cualquiera pensaría que ya han recibido bastante, pero estas chicas, dos minutos después no pueden pasar desapercibidas y en su afán notorio de dar la nota, empiezan a chillar como posesas por una pequeña araña que parece pasearse por la toalla de una de ellas y que obliga a intervenir a los españolees del Raval Roig que gentilmente se deshacen de ella.
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