Pertenece a la familia Cicadidae, siendo este su nombre vulgar, chicharra, junto a cigarra y coyuyo en otros países.
Posee dos pares de alas transparente recorridas por un gran número de venas, las dos más pequeñas son las posteriores que están ocultas y protegidas por las otras dos alas principales que coloca en posición de tejado, cuando esta en reposo.
Son insectos arborícolas pues viven en y de los árboles, pero también los podemos ver en plantas herbáceas.
Con el aparato bucal, las chicharras se alimentan de la savia de las plantas, su único alimento, tanto en adultos como en ninfas.
La chicharra macho es quien canta para atraer a las hembras, mediante un órgano estridulador que tiene este insecto en el abdomen llamado tímbalo constituido por unas membranas que al vibrar produce su típico sonido. El canto se ve amplificado por una especie de caja de resonancia, cuyo sonido lo perciben las cigarras mediante su órgano timpánico situado en el abdomen y que es de mayor tamaño en las hembras.
Chicharra adulta.
La hembra, deposita más de 300 huevos en los agujeros que practica en la corteza o en grietas de los árboles.
Los recién nacidos al emerger caen al suelo y se entierran utilizando sus patas anteriores que están adaptadas para la función de excavar. Durante los 2 años en que las chicharras son ninfas, pasan por 5 estadios. Durante ese tiempo, viven subterráneamente, moviéndose entre las raíces de las que extrae la savia.
A finales de mayo o principios de junio, la ninfa en su estadio 5 y último, deja el suelo cuando las condiciones son favorables, ascendiendo por el tronco del árbol que le ha dado alimento desde que es ninfa, buscando un sitio protegido, normalmente en la parte inferior de una rama, una vez allí se sujeta firmemente a la corteza con sus patas y se prepara para la muda ultima, la llamada muda imaginal, que dará lugar a una chicharra adulta. Este es el momento de la vida de la chicharra en la que se encuentra más vulnerable a los peligros que le acechan.
Los adultos emergen con cuidado y extienden lentamente sus alas, esperando a que estén secas y listas para hacer su primer vuelo
Es frecuente ver prendidas de las cortezas de los árboles las exuvias o exoesqueletos vacíos de las ninfas que quedan allí tras la salida de la chicharra adulta.
El exoesqueleto vació parece mirarnos, sin vernos.
En estas imágenes se aprecia la apertura por donde ha salido la chicharra adulta.
La melodía de la chicharra durante el día y la de los grillos durante la noche ha ido siempre asociada al buen tiempo veraniego por estos lares.
Antaño existía la costumbre de atarles a la pata de detrás un hilo de coser y l@s niñ@s llevaban a las chicharras sujetas como globos, revoloteando alrededor de ell@s.
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