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domingo, 21 de junio de 2009

MEÓN.


La estampa que hoy os subo es algo anormal, no por el tamaño, que es el estándar… con el que realizo normalmente las fotos.
Lo inusual de los dos protagonistas principales de la imagen, no es el surfista, si no el otro, el meón. A este último he tenido que taparle los ojos para evitar su identificación y preservar el anonimato.
Hay que tener en cuenta que no solo con ello, salvaguardamos el derecho a la privacidad de alguien que hace una micción de forma publica, sino que con así evitamos que lo multen, ya que en la ordenanza municipal es motivo de sanción el orinar en la vía pública … Aunque no tengo muy claro si el mar se puede considerar vía pública o que, a modo de excusa, diremos que el orín no es toxico, por lo que se puede hasta catalogar como biodegradable, sin duda es peor delito, tirar botellas, vasos y otros residuos a las aguas del puerto.
Un servidor quiere solidarizarse con este joven por muchos motivos: quien no ha meado de joven en la calle, quien de niñ@ durante los primeros controles de esfínteres, sin pañal, no ha echado una meadita en cualquier rincón con la ayuda de los padres, que abuel@ no ha tenido que elegir entre mear donde sea o mearse encima. Todos estos ejemplos diría que son incuestionables, luego estarían los de los muy honorables, que nunca rompen ni hacen nada malo y cuando van a pasar todo el día a la playa, no echan ni algún que otro chorrito en el agua, aunque por haber los hay que hasta lo hacen en las piscinas.
Espero que os haya parecido, motivos reconocibles y reales como la vida misma, en cuanto a la foto no se como la veréis vosotros, espero que no os escandalice, ni moleste mas que alguna escena de película, del telediario o yo que se, porque mi intención no es esa, sino simplemente plasmar una situación habitual en unas fiestas, las que sean, en que la gente inunda las calles y los urinarios brillan por su ausencia, los portátiles(aseos) suelen ser insuficientes o estar fuera de servicio o incluso ser repelentes por el hedor que despiden al aproximarte a tres metros de ellos.
Tuve la oportunidad de captar esta imagen abiertamente, sin esconderme y pienso que es un lado más de la fiesta o la marcha que nunca se ve reflejada, a pesar de ser algo cotidiano, de ahí que lo exponga.

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