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lunes, 27 de octubre de 2008

LEIDO: CIEN AÑOS DE SOLEDAD.


Hace unos días termine “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, es la segunda vez que la leo, la primera fue en el instituto gracias a un pesado profesor que nos obligaba a leer y hacer un comentario de texto cada mes o dos meses según el grosor del tocho que mandaba, años después, soy consciente que aquel aparente hueso duro que nos hacia trabajar de lo lindo, fue el que logro que diera el salto del Comic a la Novela.
Esta vez a sido una lectura pausada, tal vez demasiado, tres meses he tardado en finalizarla, pero el tiempo escasea casi tanto como el dinero en época de crisis.
Macondo ha vuelto a renacer durante estos tres meses en mi corta memoria y toda la saga de Arcadios y Aurelianos repetitivos en nombre, aspecto y hasta destino, mientras las mujeres representan otro universo dentro de Macondo, al ser el centro del pueblo, algunas por origen y otras, a pesar de ser foráneas.
Apenas recordaba este Universo de pasión y desidia, amor y odio, real y sobrenatural que convive y crece, gracias a la magistral pluma (realmente seria a la “magistral maquina”) con la que escribe García Márquez.
Si bien es verdad que no es una lectura cómoda, pues es fácil perderse entre los recovecos de tan inmensa historia, llena de personajes clonados y algún que otro fantasma.
Su lectura requiere concentración, menos mal que esta edición lleva impreso el cuadro del árbol genealógico de los Buendía, que sirve de guía para no perderse en exceso.
En una edición conjunta en toda América Latina y España realizada por distintas casas editoriales, al considerarse un libro conmemorativo de los glandes clásico hispanos que se inicio con el Quijote.
Las dos ediciones impresas hasta ahora, son realizadas conjuntamente por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Hay que tener en cuenta que el texto de esta edición a sido revisado por el mismo autor y tiene una serie de apartados complementarios a la novela que la enriquecen y engrandecen por su utilidad (glosario, árbol genealógico, etc.) y por quienes los realiza (Académicos de la Lengua, Mario Vargas Llosa, Claudio Guillen, etc.).
Yo recomendaría al hispano que rompiera el miedo a los autores latinoamericanos, ya que su particular forma de hablar y nombrar a las cosas no es un escollo que impida su lectura, ya que no son tantos los vocablos diferentes y los que hay, son comprensibles por el contexto en que se narran en 80 % de los casos.

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