Una de las cosas que mas odio de esta época del año, es lo pronto que oscurece, lo tarde que amanece y es que hecho de menos los días llenos de luz. Sin embargo a nivel fotográfico son épocas con nubes en el cielo, junto con una luz diferente y que gracias a la premura de sus atardeceres no necesitas trasnochar mucho para realizar unas cuantas fotos nocturnas.
Ayer por la tarde fue uno de esos días, que trípode en mano capte estos peñasco sobresaliendo de las aguas del Cabo Huertas, ocho segundos de exposición consiguieron envolverlos de una tenue neblina, debido a esa transformación mágica que sufrió el mar durante ese corto intervalo de tiempo.
Por si acaso no lo sabíais, mi compacta solo permite 8 segundos de exposición máxima, lo cual, tras unos años con ella no esta mal para la urbe, gracias en parte a la contaminación lumínica inherente a nuestro mundo civilizado, lo malo es que no controlas el diafragma y que esos ocho raquíticos segundos son demasiado poco para fotos nocturnas de la naturaleza en la mayoría de las ocasiones.
Ayer por la tarde fue uno de esos días, que trípode en mano capte estos peñasco sobresaliendo de las aguas del Cabo Huertas, ocho segundos de exposición consiguieron envolverlos de una tenue neblina, debido a esa transformación mágica que sufrió el mar durante ese corto intervalo de tiempo.
Por si acaso no lo sabíais, mi compacta solo permite 8 segundos de exposición máxima, lo cual, tras unos años con ella no esta mal para la urbe, gracias en parte a la contaminación lumínica inherente a nuestro mundo civilizado, lo malo es que no controlas el diafragma y que esos ocho raquíticos segundos son demasiado poco para fotos nocturnas de la naturaleza en la mayoría de las ocasiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario