Hace poco he comprado un objetivo macro de focal fija, un
105 mm f – 2’8 desde el planteamiento de su dualidad en el uso, ya que sirve
para retratos y para hacer fotos macro, pues como me gusta mucho captar los
detalles insignificantes lo elegi.
Ahora solo queda esperar otro año más, mínimo, para poder ahorra y comprar un 10-24 mm y ya
tener la colección completa de mis objetivos.
Aunque apenas lo he podido coger en dos ocasiones sí que he
apreciado que no es fácil manejarse con una focal fija de 105 mmy más si ya
llevas tres años disparando con un zoom todoterreno 18-200 mm del que sigo
enamorado por su versatilidad y los buenos momentos que he capturado con él.
Aparte de acostumbrarte a disparar con otra mentalidad en cuanto a las
distancias tanto en retrato como en macro, también he descubierto que el macro
es más complejo de lo que parece y poco me sirve a veces que sea un objetivo
luminoso porque a f- 2’8 el margen profundida de campo es ridículo para hasta
ahora mi mente de otras focales.
En fin que os dejo un recorte de una abeja que pille a pulso
probando el estabilizador de imagen que posee VR y de la que solo me ha
convencido esta toma mientras que las demás han ido a la papelera.
Por cierto abstenerse de comprar un macro aquellos que no le gusten los bichos, porque en esta foto estaba pegado a nuestra amiga, mientras me rodeaban unas cuantas más que iban de flor en flor en el arbusto plagado de minúsculas flores, con zumbidito incluido, je,je,je.
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