Esta tarde tras trabajar, salí hacia el Preventorio de Aigües para fotografiar la zona forestal quemada hace unos días y no lo conseguí.
Hice de todo, menos lo que tenia que hacer, me equivoque de ruta y termine en Relleu, donde casi encajono el coche en sus pequeñas y estrechas calles intentando desandar el camino equivocado en busca de mi meta.
Pero debéis saber que tanto durante el trayecto de ida como el de vuelta, pare unas cuantas veces a plasmar el paisaje, además de visitar casas de campo abandonadas.
Al final, alcance el objetivo de esta escapada, pero mientras rodeaba el Preventorio fotografiándolo, poco a poco, paso a paso, fui envalentonándome hasta terminar pasando a su peligroso interior por un agujero que encontré en una pared.
Si en algo se puede caracterizar el recorrido de esta tarde, por encima de todo lo sucedido, es las pocas personas y coches que vi, seguramente por el gélido tiempo que tenemos y aunque el día era soleado, las fuertes rachas del viento hacia que condujera con guantes y me quedara pajarito cada vez que ponía un pie fuera del coche.
En fin que ya el refranero lo dijo antes:
“El hombre propone y Dios dispone”.
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