En el verano del 2006, a principios de agosto, hice esta foto de mi “sobri” Sara, teniendo en su regazo la nueva adquisición de la familia, Luna, venida hace dos meses de una bolsa de basura llena de gatitos que encontró mi hijo mayor Marcos.
Desde que hice la foto y tuve la idea de lo que quería hacer, han pasado dos años hasta su finalización, que queréis que os diga, un artista de matacaga como yo, solo dibuja cuando se encuentra inspirado y tiene tiempo, la mayoría de las veces estoy expirado y no me apetece hacer nada.
Desde que hice la foto y tuve la idea de lo que quería hacer, han pasado dos años hasta su finalización, que queréis que os diga, un artista de matacaga como yo, solo dibuja cuando se encuentra inspirado y tiene tiempo, la mayoría de las veces estoy expirado y no me apetece hacer nada.
En un primer momento la idea de una melena larga, que se extiende por el suelo, lleno mi cabeza, pero con un fondo tan desagradecido no podía trabajar así que decidí borrarlo y con el no se porque, ahora no me acuerdo, la eliminación de casi todo el pelo, cuando si hubiera sido más listo lo podría haber mantenido como base y guia.
Aquí tenéis la historia en proyecto, con un fondo tenue azulado y unos mechones de pelos que se empiezan a extender como serpientes. Desde la anterior imagen hasta la próxima y última, hubo muchas sesiones de peluquería digital.
Bueno este es el resultado final por el que he optado, a mi sobrina le gusto, pero como chica presumida que se precie, no estaba muy de acuerdo con que las puntas de sus pelos estuvieran abiertas y es que siendo hombre, tengo cada fallo más tonto.
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