Cada ocho lunas llenas nos reunimos los supervivientes en
los restos de un poblado en medio de la nada, para intercambiar y realizar
trueques.
Y por primera vez, la vista, el corazón y mi alma se han
llenado de alborozo, antaño hubiera llorado de emoción, pero ahora no me puedo
permitir esos derroches, salvo esbozar una ligera sonrisa al ver él bebe de esa
familia apocalíptica.
Tras mucho tiempo de negrura, parece que un rayo de luz se
abre camino, la humanidad tal vez perdure… hay esperanza.
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