El caso es que por una cosa u otra no pude ir enseguida a
fotografiarlo, hiendo al final un domingo antes de anochecer, encontrando que
como siempre a pesar de ser octubre y de la mala calidad de su arena la playa
aun contenía gente que disfrutaba de los últimos coletazos de luz, junto con
varios fotógrafos que se habían enterado de lo del velero y tenían montados su
trípodes, por lo que segui paseando por la playa, con la esperanza de que sus
intenciones fueran capturar el atardecer con la bahía de Alicante de fondo y su
castillo de Santa Barbara, pero que no vinieran preparados o con la idea de
realizar fotos nocturnas.
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