Esta
foto realizada en Hogueras del 2016 en los momentos previos al Desfile del
Ninot me ha dado de pensar que los hábitos comunicativos han cambiado mucho,
mucho y lo que cambiaran.
A
principios de siglo XX la comunicación
física entre personas era puramente verbal sin apenas interferencias que no
fueran más allá de una radio grande que estaba fija en algún lugar de las casa
y los periódicos de tiradas pequeñas, debido a la alfabetización existente
entre otras cosas, que se imprimían en blanco
y negro, además de ser casi todo texto, era una época en que la gente se
mandaba cartas que tardaban una eternidad en llegar, dejando los telegramas para
transmitir malas noticias o urgencias administrativas.
Pasan los
años y la radio se hace portátil, aparece un nuevo medio de comunicación que lo cambiaría todo, la tele, que se convierte en el centro neurálgico de todas las
casas que conseguían tener un aparato de aquellos que se veían en blanco y
negro, con una programación de solo unas cuantas horas al día y la mayoría
enlatada, el directo no existía prácticamente; mientras, los periódicos, los
telegramas, las cartas, siguen usándose y como no, es el auge de la tarjeta
postal para mandar una foto a la familia de lo bonito que es aquello donde
estamos, las sencillas cámaras de quien las tenía eran para realizar unas
cuantas fotos de familia y no para mostrar paisajes, ni cosas artísticas, los que vivían de la fotografía eran cuatro gatos.
Por
otro lado el teléfono fijo y aislado, empieza a extenderse, en los pueblos y lugares
pequeños, una centralita se convertía en el centro neurálgico de
comunicaciones, algo así como los locutorios. Y como no, las tertulias eran
momentos de charlar y hablar de mil cosas.
Va
pasando los años rápidamente y la tele se hace de color y el horario de las
transmisiones crece hasta abarcar muchas
horas del día, el teléfono empieza a ser algo habitual y ya no es necesario
llamar a la vecina de tu hermano-a para comunicarle algo importante a este, por
aquel entonces uno usaba el teléfono esporádicamente. El papel impreso o
escrito sigue en aparentemente gozando de buena salud.
Unos
cuantos años después, el 95 % de las casas tienen teléfono fijo, pero el gasto de su uso era como la electricidad, con un
coste fijo y dependiendo de las llamadas así pagabas, las locales un precio,
las provinciales otro, las nacionales más caras y las que se hacían al
extranjero te salían muy caras, pero ya se empieza a usar este artilugio como
una forma habitual y asidua de comunicarse, ello es facilitado por la extensa
presencia de cabinas de monedas existentes en la vía pública o bares, que
permitían hacer una llamada en cualquier momento. La prensa empieza a incluir
el color y la máquina de escribir de toda la vida pervive, junto a las
eléctricas que avanzan en oficinas y hogares.
Internet
y los ordenadores existían, pero era una época oscura y sin gráficos, había que
ser un valiente para usar una computadora (no se llamaban ordenares), ya que
había que estudiar algún lenguaje de programación, además de tener bastante dinero.
Al principio internet era lento, muy lento, a unos 56 K, si usabas internet te
quedabas sin teléfono, nadie podía llamarte y más si te olvidabas de volver a
conectar la clavija del teléfono cuando terminabas de navegar. Las máquinas de
videojuegos son una realidad pero se venden en tiendas especializadas y
escasas, hasta que pasados unos cuantos años Sony rompe el mercado, al lanza su
primera PlayStation y venderla en todas las tiendas de electrodomésticos,
llevando el sector del videojuegos a un Boom nunca pensado.
Las
cartas han pasado a ser algo romántico y apenas usado. Los teléfonos fijos se
nos antojaban directos e inmediatos (eso nos parecía), pero ya comienzan a
venderse unos teléfonos portátiles que parecen ladrillos de los grandes que
son, carísimos y sin apenas cobertura, nadie parecía verle futuro, pero pronto
todo evoluciona gracias a la informática que se ha metido en nuestras casas,
miniaturizando todo lo que existe a nuestro alrededor, pronto el móvil pasa de
ser un simple aparato de comunicación verbal entre dos personas distantes, a
ser un centro audiovisual de entretenimiento complejo, con el que se puede
hacer de todo y vemos como el móvil sufre mutaciones y de ser un ladrillo cada vez se hace más
pequeño, para volver poco a poco a crecer, relegando la comunicación entre
personas físicamente a un segundo plano de momento.
Todos estos hábitos
comunicativos ocurren conforme la red de redes muta e internet pasa de
transmitir simples texto, a mandar imágenes fijas, luego en movimiento y pronto
a ser todo instantáneo e interconectado, permitiéndonos hacer muchas cosas sin
desplazarnos de donde estemos e incluso a solo poder hacer ciertas cosas únicamente
a través de internet, poco a poco nos convertimos en una sociedad solitaria
donde el interactuar es habitual a través de distintas tecnologías, pero que
pierde intensidad cuando estamos con otras personas, ya que no estamos
pendientes de los que nos rodean si no del móvil o la videoconsola.
Las cabinas
telefónicas sufrieron como muchas especies animales una extinción en toda regla
y prácticamente han desaparecido de la vía pública.
La tele
y la radio perviven porque han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y usar nuevas
tecnologías.
Ya
empieza a ser manifiesto que habrán dos tipos de personas sociales, por un lado
aquellos que tienen y saben manejar la última tecnología, mientras que por otro estarán
los que no tienen posibilidades de alcanzar esa tecnología de vanguardia y verán
limitadas sus posibilidades sociales a múltiples niveles.
En algún
momento cercano se generalizara las comunicaciones en 3D con gafas o sistemas
minimalistas que apenas se verán pero que nos permitirán integrarnos a un nivel
superior en ese mundo tecnológico y virtual, pronto alcanzaremos nuevos
sentidos aparte de la vista como el tacto… lo cual conllevara tarde o temprano a
la creación de movimientos sociales que estarán en contra del abuso de tanta
tecnología y con ello a unas mayores restricciones sobre su uso en ciertos
lugares, bien a título personal o empresarial e incluso aparecerán leyes
limitando su uso.
En fin
un breve, brevísimo, resumen de lo que he vivido o he percibido, tal vez me
deje muchas cosas sin mencionar, tal vez el futuro sea otro, quien lo sabe.
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