DISPARAR Y ELIMINAR SIN ESFUERZO, ESE ES EL DILEMA DEL
FOTÓGRAFO.
Disparar y eliminar sin esfuerzo, ese es el dilema del
fotógrafo o por lo menos de muchos fotógrafos en la era digital, con maquinas
que cada vez disparan ráfagas más rápidas y tarjetas con capacidades inmensas,
si a eso le unimos las cámaras con doble tarjeta, entonces hablamos de poder
disparar casi sin restricciones.
Que inconvenientes puede tener esas posibilidades
tecnológicas tan maravillosas aparentemente, pues las misma que puede ocasionar
cualquier avance de nuestra cámara que haga más cómodo nuestro disparo y que no
es otra cosa que descuidar el desarrollo de nuestro ojo fotográfico, el no
conseguir nuestra propia Exposición y dejar totalmente en manos del azar el
capturar un momento memorable.
Y como no, el motivo principal de este articulo, un aumento
considerable de la memoria y de los archivos guardados con esas fotos que cada
día pesan más y más, y que cada vez que cambias de una cámara a otra, suele engordar
de tamaño y megas.
Por eso el fotógrafo tiene que aprender por igual a eliminar
que a crear, si no quiere verse sumergido en un mar de fotos incontrolable.
Debemos pensar que como fotógrafos no buscamos tener un
montón de fotos porque si, debemos guardar las buenas y ser exigentes con
nosotros mismos y eliminar sin piedad las parecidas, las malas, de que sirve
quedarnos con una doblada o en la que cortamos algo de mala manera, si ya
tenemos una toma buena, para que guardar una foto desenfocada si tenemos tres
enfocadas parecidas.
En verdad piensas que no molestan y tienes sitio suficiente,
que milagro esperamos nos traiga el futuro en forma de programa de edición que
salve una foto mal expuesta, cuando ya tenemos otra bien expuesta.
Pensar que los buenos fotógrafos no enseñan sus fotos de
prueba, ni sus gazapos, solo muestran lo bueno, más vale revelar tres fotos
buenísimas al año que miles mediocres.
Tal vez no sea ese tu caso, ni el mío, pero sí nos gusta la
fotografía, debemos exigirnos un poco más de calidad en lo que hacemos público,
qué necesidad hay de mostrar algo de lo que hasta nosotros mismo sabemos que no
está muy bien o que tiene tal o cual defecto, el ser más estricto conlleva un
mejor reconocimiento y una mayor autoestima, pero el primer paso para llevar a
buen término nuestro avance fotográfico, es no tener remordimiento a la hora de
borrar fotos.
P.D. Este artículo nació en mi mente tras mi última sesión fotográfica de “Els Enfarinats”.
Una fiesta que fotografié en su totalidad en modo ráfaga con
el fin de capturar algún momento memorable, parecía estar manejando una
ametralladora en lugar de una cámara, lo cual tuvo consecuencias terroríficas, capture
más de mil ochocientas fotos, que vergüenza, las cuales saturaron durante
muchos días tanto mi ordenador como mi cabeza, pasarlas y verlas fue toda una
odisea y eso que desde un primer momento empecé con la guadaña por eso a día de
hoy, dos semanas después, he eliminado más de mil fotos, tantas fotos me han
saturado y solo quiero publicar las pocas que he seleccionado, la próxima vez
ya sé cómo se desarrolla la fiesta y supongo que seré más selectivo, estos son
las cosas de la primera vez, hay demasiado flecos y en una fiesta tan singular
no solo sobra con saber de qué va, se necesita algo más.
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