El día anterior un pequeño temporal había sacudido las
playas de Alicante dejándolas llenas de algas, por lo menos en la Albufera que
la veo cuando paso a la vuelta del trabajo, así que decidí en la tarde del día
siguiente acercarme con mi sobrina a la Playa Almadraba que la tengo más cerca
de casa a ver como estaba por allí la cosa ya que siempre hay barquitas ancladas
en las aguas de esa playa al resguardo de lo que queda del espigón del
malogrado Puertoamor y cuál fue mi sorpresa al ver antes de llegar a la misma
playa una barca de cierto tamaño embarrancada enfrente del puesto de
socorrista, era la 7 AT 3-251.
En verdad había otra barquita chiquita de remos sobre la
arena con el frontal roto en el otro extremo de la playa.
Las algas que debían haber invadido bastantes metros de la
playa habían sido amontonadas en grandes montañas de algas de por lo menos tres
metros de altura.
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