Los participantes en la poalá se concentran en remojarse entre ellos hasta los tuétanos en los primeros cinco o diez minutos, a partir de ahí siempre hay unos cuantos y cuantas que hacen de vigilantes de la playa en los extremos de la calle Virgen del Socorro cortada con el fin de pasar por agua a todo dios, no importa su edad, ni condición, todo aquel que atravesó la tenue línea de la frontera en ese día sabe perfectamente lo que digo.
Entre ellos...
Contra los demás...
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