55. COVIDLANDIA. MASCARILLAS,
MALDITAS Y NECESARIAS.
Las mascarillas quirúrgicas
y FFP2 han sido en sÍ, el principal equipo
de protección individual (EPI) que
hemos tenido frente al coronavirus, tanto los sanitarios como todos, aún más
que los protectores oculares, más que los guantes, más que las batas
protectoras.
Pasamos de repente, sin aviso, de un uso ocasional en los
hospitales y solo en algunos servicios o situaciones, a usarlas continuamente durante nuestra jornada laboral y fuera de ella.
Al principio de la primera ola, veías que en servicios como
un quirófano o UCI que estaban ya acostumbrados al uso intermitente de las
mascarillas, el personal le llevo un tiempo de adaptación, a su uso continuado,
peor lo pasaron en plantas y aún más, consultas o administrativos que de no
usarlas se vieron con ellas pegadas a la
cara.
La sensación de falta de aire, existía en algunos, quien no
se ha agobiado con la mascarilla sin saber porque, de hecho, el uso de la
mascarilla FFP2 ha dado paso a la quirúrgica cuando el calor ha apretado en las
calles y ahora, desde el 26 de junio
2021, que ya no hace falta la
mascarilla en exterior si se cumple ciertas condiciones, va y la variante
Delta corre desbocada por nuestras calles, lo cual ha reducido las ganas de quitársela
con tanta gente descontrolada. Y no solo jóvenes, los mayores son los peores,
se creen que por tener la vacuna puesta, ancha es Castilla, cuánto daño puede
hacer la ignorancia.
Los picores o
sarpullidos en la piel se producen entre los “finos” de piel en la cara por su uso.
Los Dumbo’s tuvieron
problemas con sus orejas, porque prácticamente habían desaparecidos las
mascarillas de atarse y casi todas eran de gomas, que dependiendo el tamaño de
la goma, la cabeza u las orejas podían provocar molestias/heridas en los pabellones auditivos.
Enseguida la inventiva llevo a la aparición de los “salvaorejas” en formas de rectángulos con
muescas hechos con impresoras 3D, al principio, que se donaban y que después ya
se generalizaron, unos usaban gomas de silicona con incisiones y otras a los
gorros les incorporaban botones, la imaginación humana no tiene fin.
La sensibilidad de la piel, la dureza de las FFP2, el ajustártelas
bien, ha provocado más de una herida o irritación en la nariz.
Y a pesar de todo, ahí siguen, pegada a nuestras caras y
quien sabe cuándo dejaremos de necesitar el uso de “tapabocas”, para desazón de los fabricantes de pintalabios.
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#COVID19 #PANDEMIA
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