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jueves, 6 de febrero de 2020

SENSACIONALISMO EN BARAJAS.

SENSACIONALISMO EN BARAJAS.
Fue a raíz de ver el titular de un periódico que al día siguiente tildaba el incidente aéreo como “Milagro en Barajas” y después de haber visto por encima como era tratado el asunto a todos los niveles, solo pensé en una palabra: “Sensacionalismo” dícese la tendencia de algunos medios informativos a presentar las noticias destacando sus aspectos más llamativos, aunque sean secundarios, con el fin comercial de provocar asombro o escándalo.
Sensacionalismo por bombardearnos continuamente con información dispersa y no siempre de gente experta desde el minuto uno que se conoce la noticia hasta su aterrizaje y más allá, para mantener la gente expectante de la pantalla.
Sensacionalismo por los políticos de todo grado, ministros por en medio, comunidad autónoma, ayuntamiento, etc. En un intento de arrimarse a AENA y ENAIRE las entidades encargadas de gestionar el incidente.
Sensacionalismo de los medios de emergencias ambulancias, protección civil, policías varias y bomberos que no se si pusieron los rotativos luminosos para salir en la tele, porque no le veía sentido a que todos los vehículos estuvieran bien aparcaditos con algunos de sus ocupante fuera y que aquello pareciera una discoteca.
Sensacionalismo porque una vez aterrizado el avión sin problemas, se buscara al pasajero “prota” que quisiera su momento de gloria, ya fuera con palabras de elogio o soltando la angustia pasada y es que siempre hay entre los pasajero alguien que tiene inquietud, miedo o pánico al volar, ello los hace muy sensible a cualquier alteración durante el vuelo, de hecho algunos cogen fuerzas para volar bajo el efecto de alguna dosis alcohólica o de sedantes diversos para afrontarlo mejor, a esos, por mucho que le digan que el avión a pinchado una rueda de las ocho que tiene en el tren trasero (es mejor decirlo así, a explicar que se ha roto una de las cuatro de un tren, ya que parecen muchas menos ruedas si eres muy nervioso).
En fin, sin contar con todos aquellos cargos gerifaltes que nunca apechugan pero que siempre se ponen las medallas. Al final tengo la sensación de que todos apostaban por un caballo ganador, ya que la carrera estaba amañada y todos quería salir alabando el dispositivo, la coordinación de todos los servicios habidos y por haber, la pericia del piloto, bla, bla, bla… todos tuvieron sus minutos de gloria.
Dando gracias que el aterrizaje ocurriera de noche cerrada y las imágenes no fueran interesantes.
Un incidente que en verdad estuvo bajo las manos de excelentes profesionales, al final se convirtió en una tarde de charlatanes. O es que tú crees que se trató de forma seria la información del suceso.


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