El pasado sábado 10 estuve en el campito de mi suegro que se encuentra en la Marina, al atardecer hicieron acto de presencia los mosquitos que empezaron a picarnos en las zonas expuestas al aire libre, pero también teníamos la sensación que a través de la ropa, yo no se si es que se colaron entre la ropa y la piel, pero las marcas de los picotazos estaban donde protegía las prendas.
Los picotazos eran molestos, se notaban. Los mosquitos tenían un tamaño intermedio ni pequeños, ni grandes, pero con cuerpo, los veías y los notabas perfectamente cuando los chafabas.
El caso es que íbamos a cenar allí pero desistimos al ver que los diversos repelentes que teníamos parecían no causar efecto algunos ha estos endemoniados bichitos.
En los días siguientes los periódicos empezaron a publicar el aumento espectacular de personas que acudían a urgencias acribillados por los mosquitos en Torrevieja, de los que siguen hablando hasta en los telediarios a hoy martes 13.
Al parecer las lluvias abundantes de hace quince días ha provocado encharcamientos en muchos saladares secos y la disminución de la salinidad en otros, si a ello le unes unas altas temperaturas tipo verano, el resultado es una superpoblación de mosquitos sedientos, los cuales no pueden ser fumigados en su lugar de origen por ser parajes naturales.
El caso es que solo se habla de Torrevieja cuando esta misma situación, se da en La Marina y Santa Pola, es curioso.
Como muestra aquí tenéis una foto de un trozo de mi pierna llena de los picotazos, tres días después de los hechos.
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