Esta mañana, 1 de Enero del 2024, mientras iba a recoger a la media naranja del
curro en el hospital a las ocho, tenía la carretera solo para mí, algún coche
aislado circulaba en dirección contraria volviendo supongo a casa y unas
cuantos viandantes aislados deambulaba mortecinos con su vestimenta de
nochevieja, sin duda, los últimos en abandonar la fiesta.
Luego, sobre las diez, cuando pasee el perro la cosa no había
mejorado, tal vez debido al cielo tapado con que había amanecido el año nuevo,
aunque sin nada de frio, las calles seguían desiertas de personas y coches, los
vehículos pasaban muy aislados entre si, cuando pasaban y los pocos transeúntes
de la calle estaban allí por sus perros.
Todo esto viene a cuento, porque tanto a las 7’40 h como a
las 9’55 h lo primero que pensó mi mente era estar reviviendo la época del
confinamiento por el dichoso Covid19.
Mi señora ante estos pensamientos se preguntó cómo la gente
pudo aguantar tanto tiempo encerrada ya que por suerte o desgracia nosotros teníamos
que ir todos los días al curro y enseguida ha surgido: “Por Miedo” algo que
puede ser más o menos cierto en una mayor parte de la sociedad, aunque en los
barrios pobres fue diferente, así como en los jóvenes que malvivieron una
pandemia que no iba con ellos.
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