Fue difícil evitar los cajones de la fuente, aunque son pocos,
aún hay algunos que se quieren fotografiar en un entorno tan emblemático.
Antaño en “Desfile del Ninot” o en la “Entrada de Bandas y
Comisiones”, los participantes, como muchos de los turistas que nos visita a lo
largo del año, buscaban inmortalizarse junto a la emblemática fuente de la
plaza de los Luceros.
Hoy en día las mascletas han crecido como un ente inmaterial
invasor, aumentando su número de una manera desproporcionada, primero fueron las
mascletas nocturnas dispersas por todo Alicante, hubo quien vio en esto un experimento en busca
de nuevas posibles localizaciones para salvar los caballos de Luceros, pero
aquello no dio frutos y termino con la solución actual, encajonar (esconder) la
fuente cada vez más tiempo.
Es cuestión de tiempo de que un año, tras las fiestas, al destapar
nos encontremos la fuente con graves daños y no esas microfisuras o pequeños
fragmentos que se reparan después de hogueras.
Algunos argumentan que es más peligroso el tráfico rodado
que las mascletas, sin pensar, lo fácil que sería reducir carriles o usar un
asfalto que absorbiera mejor las vibraciones. Otros culpan al Tranvía, aunque
también se puede reducir las vibraciones de su paso, que actualmente al ser de
zona de parada no creo que generen más vibraciones que las producidas en otras zonas
por donde pasa a una mayor velocidad. Hay quienes proponen que se refuerce la
fuente de una manera mágica para soportar el tremolar de esos terremotos que
tanto apasionan, sin acordarse de que nuestra fuente está hecha de un material
tan moldeable como es el cemento, tal vez replicarlo como se hizo con las obras
del TRAM utilizando un material “X” que aguante mejor los rigores del agua, del
tiempo y las vibraciones, sería lo ideal si fuera posible, hecho que desconozco.
Aunque debería evaluarse muy seriamente no endeudar la ciudad por los siglos de
los siglos, existe métodos para que no le cueste dinero al erario público obras
de esta envergadura.
Sin duda, las mascletas han aumentado en número por lo
comerciales que son, atraen mucha gente y eso mueve a su vez grandes cantidades
de dinero para la ciudad, la cual, seguro que las seguiría percibiendo si se
trasladara a otro sitio, pero que provocaría las protestas de los que pierden
su fuente de ingresos en la zona actual.
Este tema eterno, se debería resolver por el bien inmaterial
de la ciudad, no creo que sea imposible encontrar más tarde o más pronto un
lugar nuevo, el éxito está asegurado, sea donde sea, ya que los festeros y
turistas irán, que tarde más tiempo o menos en alcanzar el número de
espectadores actuales, dependerá de su ubicación en la ciudad y la superficie
que tenga para albergar mayor o menor cantidad de público.
¿Habrá un político valiente que lo haga? ¿Alguien dentro de
las esferas de poder de la fiesta y el ayuntamiento se sentaran a valorar el
tema? ¿Sería más fácil hacer un referéndum sobre este tema aprovechando unas
elecciones? De momento no existe voluntad.
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