Visión parcial de la casa en ruinas.
Interior de uno de los habitáculos a los que accedí, en sus paredes se ve escrita las crónicas de una muerte anunciada, a través de la luz que atraviesa sus muros que pierden año tras año la argamasa que une sus piedras y que llevara a su desmorone.
Aunque no en esta, en algunas zonas las puertas entreabiertas parecían invitarte a pasar, pero era meras apariencias pues no había hueco suficiente para pasar y estas se encontraban completamente trabadas por los escombros caídos tras el derrumbe del techado.
Interior de uno de los habitáculos a los que accedí, en sus paredes se ve escrita las crónicas de una muerte anunciada, a través de la luz que atraviesa sus muros que pierden año tras año la argamasa que une sus piedras y que llevara a su desmorone.
Aunque no en esta, en algunas zonas las puertas entreabiertas parecían invitarte a pasar, pero era meras apariencias pues no había hueco suficiente para pasar y estas se encontraban completamente trabadas por los escombros caídos tras el derrumbe del techado.
El colapso de estos edificios nunca ocurre de golpe, poco a poco algo se rompe o se resquebraja y de repente en algún sitio algo se viene abajo, mientras lo demás aguanta, en algunas zonas cede antes un muro y en otras es el techado, mientras que muchas veces el brutal hombre se divierte destruyéndola o quemandolas.
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