sábado, 9 de enero de 2016

ENFARINATS 2015. ANTECEDENTES PERSONALES.

 La carretilla se ve que choco con mi pantalón en el momento justo que se iniciaba una fase y mirando hacia la pierna, atravesando el chorro ardiente el vaquero y el pantalón que llevaba debajo, notando enseguida un dolor que se convirtió inmediatamente en escozor, así que supuse que tendría una quemadura superficial (si no duelen es cuando son profundas) como comprobé al llegar a casa.

 El año pasado fue la primera vez que sufrí el envite ardiente de una carretilla y es que  hasta entonces estos artefactos voladores pirotécnicos habían golpeado como piedras en mi cabeza y cuerpo sin consecuencias, salvo la del golpe, sin embargo tras la quemadura y su lenta cura, decidí poner más medios preventivos, comprándome un mono, lo malo es que al dejar su compra para última hora, como siempre, no encontré ninguno mono ignifugo, ya que eran bajo pedido y tuve que comprar uno cuya composición contenía poliéster (material algo inflamable), de ahí que al poco de empezar las carretillas y notar como se abrasaban los camales del pantalón del mono, decidiera este 2016 llevar una política fotográfica más desde la distancia, salvo incursiones esporádicas a la zona de guerra, porque a veces uno se deja llevar por emociones que no entienden de lógica ni de peligros.

Estado en que volvió el gorro.

Para disgusto mio esa zona negra no era una mancha, si no piel superficial requemada que la enfermera tuvo que cepillar con ahínco hasta eliminarla para así poder crecer piel sana.

Ya que este verano compre rotuladores para pintar alguna camiseta, los aproveche y en el bolsillo frontal dibuje el nombre de este blog y el de la fiesta en que se estrenaba el mono con un diseño artístico que creo no esta mal, a pesar de no representa toda la batalla al no haber huevos y harina...

Foto donde se aprecia el quemazón de uno de los camales y como estaban las zapatillas despues de haberme arrancado toneladas de mejunje pegado a las suelas y es que si alguien entra dentro de la batalla con Els Enfarinats no puede salir sin algún huevazo, manchado de harina, con marcas de carretilla y con los zapatos hechos un asco.

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