jueves, 3 de diciembre de 2015

PLAZA RAMÓN Y CAJAL DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID.

Madrid como capital y ciudad gigante, necesita de un previo conocimiento de ella para poder desplazarse con cierta soltura o usando las nuevas tecnologías, sin olvidar las de siempre, tipo mapa de papel. Y dentro de Madrid, la Universidad Complutense no es menos por su extensión, la más grande de España y en donde los carteles de dirección la señalan como "Ciudad Universitaria" por tamaño y por no tener un perímetro o vallado que la separe claramente de la ciudad.

Dentro de la Universidad se encuentra la Plaza Ramón y Cajal epicentro de reuniones estudiantiles de todo tipo y que quiso ser el centro de una red que transportara a las ciudadanos que venidos por la autovía A-6 usaran el metro para acceder a todo Madrid, dejando sus coche en el Megaparking subterráneo de 5 plantas y 1498 aparcamientos que allí existe y que lo convierte en el más grande de la capital madrileña, aunque nunca a sido usado a plena potencia, manteniendo solo tres plantas abierta.



Uno cuando se encuentra ante esta escultura de seis metros de altura llamada "Los Portadores de la Antorcha" y ve que la susodicha antorcha a desaparecido, tiende a pensar automáticamente, que la perdieron en alguna de esas tantas veces que Madrid se ha caído de ser elegida para uno de los muchos Juegos Olímpicos a los que se ha presentado, lo cual no es cierto en parte, ya que la antorcha fue robada en 2011 y en cambio el monumento fue donado a la villa de Madrid en 1955 por la artista estadounidense Anna Hyatt Huntington y que en lugar del habitual bronce está fundida en aluminio.

La escultura viene a representar a un gigante moribundo que abatido entrega la antorcha (símbolo del conocimiento, la cultura y el saber) a un joven jinete para que continúe más rápido la difusión del saber.

En esta foto he mantenido el color para que podáis apreciar (en blanco y negro no se aprecia) uno de los tantos maltratos que ha sufrido esta estatua a lo largo de su existencia a pesar de estar inmersa en un lugar del que emana conocimientos año tras año y cuyo simbolismo parece haber sido olvidado y no respetado lo suficiente tanto por los agresores como por las instituciones oficiales que no hacen mucho para mantenerla intacta tal cual como fue donada, tal vez es que la ciudad de Madrid a dejado de merecerla.


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