jueves, 9 de enero de 2014

DISPARAR Y ELIMINAR SIN ESFUERZO, ESE ES EL DILEMA DEL FOTÓGRAFO.

DISPARAR Y ELIMINAR SIN ESFUERZO, ESE ES EL DILEMA DEL FOTÓGRAFO.
Disparar y eliminar sin esfuerzo, ese es el dilema del fotógrafo o por lo menos de muchos fotógrafos en la era digital, con maquinas que cada vez disparan ráfagas más rápidas y tarjetas con capacidades inmensas, si a eso le unimos las cámaras con doble tarjeta, entonces hablamos de poder disparar casi sin restricciones.
Que inconvenientes puede tener esas posibilidades tecnológicas tan maravillosas aparentemente, pues las misma que puede ocasionar cualquier avance de nuestra cámara que haga más cómodo nuestro disparo y que no es otra cosa que descuidar el desarrollo de nuestro ojo fotográfico, el no conseguir nuestra propia Exposición y dejar totalmente en manos del azar el capturar un momento memorable.
Y como no, el motivo principal de este articulo, un aumento considerable de la memoria y de los archivos guardados con esas fotos que cada día pesan más y más, y que cada vez que cambias de una cámara a otra, suele engordar de tamaño y megas.
Por eso el fotógrafo tiene que aprender por igual a eliminar que a crear, si no quiere verse sumergido en un mar de fotos incontrolable.
Debemos pensar que como fotógrafos no buscamos tener un montón de fotos porque si, debemos guardar las buenas y ser exigentes con nosotros mismos y eliminar sin piedad las parecidas, las malas, de que sirve quedarnos con una doblada o en la que cortamos algo de mala manera, si ya tenemos una toma buena, para que guardar una foto desenfocada si tenemos tres enfocadas parecidas.
En verdad piensas que no molestan y tienes sitio suficiente, que milagro esperamos nos traiga el futuro en forma de programa de edición que salve una foto mal expuesta, cuando ya tenemos otra bien expuesta.
Pensar que los buenos fotógrafos no enseñan sus fotos de prueba, ni sus gazapos, solo muestran lo bueno, más vale revelar tres fotos buenísimas al año que miles mediocres.
Tal vez no sea ese tu caso, ni el mío, pero sí nos gusta la fotografía, debemos exigirnos un poco más de calidad en lo que hacemos público, qué necesidad hay de mostrar algo de lo que hasta nosotros mismo sabemos que no está muy bien o que tiene tal o cual defecto, el ser más estricto conlleva un mejor reconocimiento y una mayor autoestima, pero el primer paso para llevar a buen término nuestro avance fotográfico, es no tener remordimiento a la hora de borrar fotos.

 




















P.D. Este artículo nació en mi mente tras mi última sesión fotográfica de “Els Enfarinats”.
Una fiesta que fotografié en su totalidad en modo ráfaga con el fin de capturar algún momento memorable, parecía estar manejando una ametralladora en lugar de una cámara, lo cual tuvo consecuencias terroríficas, capture más de mil ochocientas fotos, que vergüenza, las cuales saturaron durante muchos días tanto mi ordenador como mi cabeza, pasarlas y verlas fue toda una odisea y eso que desde un primer momento empecé con la guadaña por eso a día de hoy, dos semanas después, he eliminado más de mil fotos, tantas fotos me han saturado y solo quiero publicar las pocas que he seleccionado, la próxima vez ya sé cómo se desarrolla la fiesta y supongo que seré más selectivo, estos son las cosas de la primera vez, hay demasiado flecos y en una fiesta tan singular no solo sobra con saber de qué va, se necesita algo más.

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