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Esta es la historia de unos mofletes que unos nanos (dos
chicas y un chico) les encantaban tocar a un pitufo que llevaba su madre o
familiar en brazos, los chiquillos son así y si uno aparenta felicidad al hacer
algo, otro querrá imitarlo y otro más…
Esa escena fue la que vieron mis ojos y esta la imagen que
capture conforme me acercaba, por lo tanto es un “robado fotográfico” y tal vez
podría haber capturado alguna composición más, pero era ya tarde y los adultos
llamaron a filas a los niños porque les iban a hacer una foto (que daba la
casualidad que era yo y ya la estaba haciendo) y se acabo la magia.
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Tras comentar a las mujeres que si se podía hacer una tomar
con los niños acariciando los mofletes del bebe y estas aceptar, esto es lo que
salió, pero ya no era lo mismo o a mi no me lo parece.
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En esta sucesión de disparos seleccionados vemos o
apreciamos como pronto las niñas pierden el interés por los mofletes y se
interesan más por el señor de la cámara, el cual sigue disparando.
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Al final la más atrevida se adelanto seguida de su compi,
luego el niño, el bebe y la señora, en resumen, sin querer obtuve una foto
especial pues todos los personajes de la foto están colocados escalonadamente,
sin taparse demasiado ninguna cara y todos miran a la cámara, menos el bebe que
va a su aire.
Es curioso de como empezó, a
como termino esta toma, la vida se mueve sola y a veces esa
espontaneidad te depara sorpresas agradables. Cuando fotografías a niños es difícil
saber cuándo levantar el dedo del gatillo y dar por terminado ese momento, son
impredecibles.
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