miércoles, 29 de abril de 2009

GRIPE PORCINA.


Desde el pasado Sábado 25 que oí/vi la primera noticia entorno a la “Gripe Porcina”, no se porque empezaron a vibrar las alarmas internas que todos tenemos en nuestra cabecita (digo yo) de una forma suave, sin estridencias, me avisaban de que algo olía mal, ¿A quemado? Que vamos hacer si soy de los que piensan que la vida, la historia, la economía, todo es cíclico y se repite de un modo semejante, aunque nunca igual, es algo así como un barco de papel entre las olas del mar, una veces esta en el valle, otras en la cresta, a veces sube y otras baja de forma rápida o lenta.
Al día siguiente, Domingo, las cosas pintaban peor, entre otras cosas por ser el origen del foco infeccioso un país como México que suele estar acostumbrado a ocultar datos, sobre todo en tragedias del tipo que sean, de ahí que si las autoridades dicen 2 muertos y diez infectados, calcular que en realidad son 5 fiambres y 38 los griposos, si quieres estar mas cerca de la realidad.
El resultado es que el lunes ya empiezan a notarse en todos los servicios de urgencias y consultorios un mayor número (un poquito más de lo habitual) de pacientes y seudo hipocondríacos que refieren padecer síntomas típicos de gripe.
Y eso que la noticia aun discurre solo entre la gente informada habitualmente, porque leen periódicos, escuchan la radio o ven telediarios, a este grupo se le une el estamento “ocioso o televisivo” formado por la gente de cierta edad, por llamarlos de alguna manera, porque es socialmente incorrecto llamarlos Jubilatas.
De momento el segmento joven y una gran parte de la población esta empezando a oír campanadas, por ello solo hace falta esperar unos días más para dejar correr a sus anchas nuestra inestimable rumorología y podremos palpar perfectamente como el factor estrés social aumenta de una forma considerable entre la población, siempre y cuando no empiece a oírse noticias tranquilizadoras sobre la disminución de la epidemia, cual tormenta de verano.
A estas alturas, ya lo esta pagando la carne del cochino, dada la ignorancia y desconfianza de los humanos.

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