Antes de la era cristiana, cuando los celtas (bretones, galos, escoceses e irlandeses) celebraban el final del verano que coincide con el actual 31 de Octubre, o el principio del invierno, pues su calendario estaba dividido en solo dos estaciones verano e invierno, solían tener la costumbre de pedir entre las casas de los pobladores comida para los dioses, la disyuntiva, (que con el paso del tiempo se convertiría en Trato o Truco y por solo unos dulces), ponía a los habitantes entre la espada y la pared, dada la situación de hambruna tan común entre la mayoría de la población de entonces. O contribuías a la causa, aportando sus ofrendas alimentarías o se atenían a las consecuencias. Algo así como el impuesto revolucionario de ETA o el IRA. Puede parecer exagerado pero antiguamente todo lo relacionado con lo religioso era visceral y motivo de situaciones exageradas.
En cambio otros dicen que era la época en que el ganado se retiraba de los prados para resguardarlo en los establos para pasar el invierno. Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, los celtas colocaban en las casas huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados o pensando que no era un buen sitio para buscar alguien en que reencarnarse si estos estaban en las ultimas.
En un momento dado la Iglesia Católica decidió sustituir las fiestas del pueblo, estableciendo el 1 de Noviembre como la celebración de Todos los Santos (canonizados o no, con el fin de juntar en un día la veneración de todos los mártires) en un intento de eliminar el paganismo y librarse de la competencia religiosa, según dicen algunos, ocurriendo esto a principios del siglo IX.
Sin embargo subsiste en la cultura anglosajona y se expande con los emigrantes al nuevo mundo, donde obtiene una gran aceptación, que con el tiempo se ha internacionalizado gracias al cine de terror y no tan de terror, que mostraba una fiesta atractiva para niños, como para adultos con ganas de celebrar un carnaval terrorífico.
En la década de 1990, muchos fabricantes comenzaron a producir una mayor variedad de piezas ornamentales y disfraces de Halloween que poco a poco ha ido sustituyendo la antigua decoración casera hecha por cada uno.
En cambio otros dicen que era la época en que el ganado se retiraba de los prados para resguardarlo en los establos para pasar el invierno. Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, los celtas colocaban en las casas huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados o pensando que no era un buen sitio para buscar alguien en que reencarnarse si estos estaban en las ultimas.
En un momento dado la Iglesia Católica decidió sustituir las fiestas del pueblo, estableciendo el 1 de Noviembre como la celebración de Todos los Santos (canonizados o no, con el fin de juntar en un día la veneración de todos los mártires) en un intento de eliminar el paganismo y librarse de la competencia religiosa, según dicen algunos, ocurriendo esto a principios del siglo IX.
Sin embargo subsiste en la cultura anglosajona y se expande con los emigrantes al nuevo mundo, donde obtiene una gran aceptación, que con el tiempo se ha internacionalizado gracias al cine de terror y no tan de terror, que mostraba una fiesta atractiva para niños, como para adultos con ganas de celebrar un carnaval terrorífico.
En la década de 1990, muchos fabricantes comenzaron a producir una mayor variedad de piezas ornamentales y disfraces de Halloween que poco a poco ha ido sustituyendo la antigua decoración casera hecha por cada uno.
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